Eran unas 100 mujeres que ocupaban 21 de los escalones del Palacio Legislativo. Tacos, motas teñidas, aros enormes, brillantina, piel morena. Se agruparon y sonrieron ante los clics repetidos del fotógrafo. Se las veía desde lejos y estaban ahí para, justamente, visibilizar los problemas de las mujeres afro en Uruguay; la foto, ampliada a gigantografía, se presentará el 25 de julio, el Día de la Mujer Afrolatina, Afrocaribeña y de la Diáspora, en el anexo del Parlamento. Es una más de las actividades -talleres, debates, charlas- del Mes de la Afrodescendencia, elegido por el Ministerio de Desarrollo Social. La convocatoria era para “mujeres que se autoperciben afrodescendientes”, pero la mayoría de las que estaban ayer prefería decir “mujeres afro” o, simplemente, “negras”. “Nunca se hizo una convocatoria para saber si a nosotros nos abarcaba, si estábamos de acuerdo con el término afrodescendiente”, dice Lilián, portadora de unos zapatos brillantes y una calza gris...